Se suponía que iba a ser uno de los Mundiales más brillantes de los últimos años por la perogrullesca razón de que en Sudáfrica hace frío, mientras que en los anteriores se ha llegado a jugar por encima de los 30 grados. Al futbolista, como se sabe, le va mejor el frío que el calor. Bueno, pues también este topicazo ha caído en Sudáfrica. Lejos de brillar las estrellas con luz propia, esto parece el crepúsculo de los dioses: Cristiano Ronaldo, Messi, Kaká, Agüero, Rooney, Lampard, Gerrard, Maradona…
De todos ellos, quizá sólo se pueda salvar a Cristiano Ronaldo, por la sencilla razón de que su selección es más floja que la de Argentina, Brasil e Inglaterra. Con Portugal nadie contaba, incluso algunos pensaban que no pasaría el corte (fase previa) en beneficio de Costa de Marfil. Las demás se han pegado un batacazo de proporciones internacionales, pues tanto Argentina e Inglaterra tenían como objetivo estar en semifinales. Y de Brasil, para qué hablar. Muchos aficionados apostaban por los brasileños para ser campeones. Y con el nombre hace mucho tiempo que no se vive en este misterioso y apasionante mundo del fútbol.
Por eso digo que quizá habría que disculpar a Cristiano Ronaldo por no haber dado la talla. Lo de Messi, Rooney y Maradona, en cambio, es para nota. El barcelonista no ha metido ningún gol, que se dice pronto. De Rooney se esperaba muchísimo más. Era la gran esperanza inglesa. En cuanto a Maradona, se le acabó eso de dar saltitos y abrazos. Su carrera como técnico ha sido, además de corta, para olvidar cuanto antes.
El fiasco más grande para mí ha sido el de Kaká. Robinho y él eran las grandes estrellas de este Brasil por el que nadie debería pagar ni diez euros por verle jugar, como diría Johan Cruyff. Ha estado mucho tiempo viviendo del nombre. Ahora es una selección más.